27 jun 2008

Se apaga el horno.





Martes pasado en la Rotonda.

21 jun 2008

Puente banco


Modesto homenaje a Amancio Williams de un servidor, 1998.

Pedra e ferro can't fly


Por ahora.

San Carlino pampa.


San Isidro Labrador, Tigre, Buenos Aires, ayer.

15 jun 2008

Oculus




Domus tonda, Pau&LulaINC.

11 jun 2008

¿Por qué rojo?





El colorado viene de la historia, es el mismo que está en la bandera del Paraguay,




en la de Artigas,



en el poncho de Güemes





; es el mismo rojo que está en la bandera francesa



, en the Union Jack



, en la española



, la italiana



y la de USA;



aun más, es la púrpura del Senado Romano. No se si será la sangre de Remo, pero para mí significa la sangre derramada por pelear entre hermanos, violencia real que manchó los ideales celeste y blanco en el pasado, para que no vuelva a suceder: la República de la Plata no tiene armas, se defiende con ideas, su ejército se dedica únicamente a la inteligencia, allí radica su soberanía. La sangre queda en el pasado, en la bandera y en el cerebro. Los genes quedan en la sangre.

10 jun 2008

¿Qué es un hombre para que pueda conocer un número, y qué es un número para que pueda ser conocido por un hombre?


Ehh!!??


Desde aquí un cálido abrazo al Gran Mantis que nos arroja luz desde su atenta nota:
Mc Culloch, de quien tomas tu pregunta, usa la definición de número de Russell: “Un número es la clase de todas aquellas clases que pueden ser puestas en relación uno a uno con ellas”. Como ejemplo, señala que “7 es la clase de todas aquellas clases que pueden ser puestas en una correspondencia uno a uno con los días de la semana, que son 7”.
Así que mi aporte a la respuesta a tu pregunta, va a la parte del número, con los debidos créditos a Russell (y a Mc Culloch, aunque a Malloy, Bostic St Clair, y Grinder). Lo del hombre, paso...

¿Y qué es una diferencia?




Dadas dos cosas, diferencia son aquellos atributos de una que no hallo en la otra. Aquellos atributos que sí hallo en ambas son identidad.

(OK, ¿y?).

El entendimiento impone la forma



Optical desilution

7 jun 2008

Somos comida



Canto al guaraní que habita mi mente
para que despierte de la siesta
viendo mi reflejo "en las partes rotas
del espejo interior".

Canto para no olvidarme
que el Plata es el Paraná
cuando se mezcla con el río oriental
volviéndose mar.

Frente a sus olas
cuento las horas;
somos comida.

Canto que es el mapa de un territorio
donde las razones del corazón
jueguan como un surfer entre las olas
aprovechando el azar,

bajo un cielo azul gigante,
destrenzando la raíz,
convirtiendo lucha interior
en una danza cristalina,

como una ola
sobre las cosas;
somos comida.

(Instrumental)

Báilalo si no comprendes,
lo comprenderán tus pies;
animate a dar el compás
cruzando los tiempos del canto.

Igual el viento
borra las huellas.
Somos comida.


Letra & música: Pau

¿Qué es una noticia?



"...noticia es aquello del territorio que pasa al mapa", recordó el Gran Mantis: "¿No es lo que Bateson llamaba una "transforma de diferencia"? Es decir..., no, no, ahora hay que explicar qué es una transforma..." escribió acá abajo, en los comentarios.

Imagen: "Blanco sobre blanco", Kasimir Malevich.

5 jun 2008

Camiseta de la Selección Platina de Fútbol.


La espalda está en diseño.

Lo cierto es que las cosas parecen;


si son o no son es otra discusión.

Photo: Chicago, eso parece (lo que me recuerda a aquél ilusionista que engañó a los alemanes con un par de luces en la II Guerra, genial historia que recomiendo a todo amigo!).

4 jun 2008

3 jun 2008

El Plata en el pizarrón.



Mapa primario de la República del Plata.
Estoy muy indeciso con respecto a la Capital... Buenos Aires es la única lógica aunque la ideal sería Montevideo, por escala, estética y por el peso de lo simbólico; una nueva ciudad en una isla en medio del Río de la Plata, como ideó Sarmiento, sería por lejos lo más interesante, pero lo más improbable.

1 jun 2008

Tomar mate

Aunque sólo en sentido figurado puede considerarse un acto sagrado, tomar mate constituye un ritual íntimo, una ceremonia doméstica significativa tanto para quien tiene el hábito de prepararlo y cebarlo como para quienes con él lo comparten.
La misma forma de consumo impone pausado tempo a este ritual. Mientras el agua se calienta hasta su punto exacto, la yerba entra en contacto con los sentidos: los perfumes y colores -secos, como comprueba el tacto al tapar la mano el vaso, invertirlo y sacudirlo enérgicamente para acomodar la mezcla: hojas, palo y polvo-, aromas y verdes que cambian al mojarse anticipando el perfil e intensidad del sabor característico de la yerba mate bien elaborada, una sensación reconfortante como pocas para el paladar iniciado que no siempre es agradable para el que lo prueba por primera vez.

El recorrido seguido por el agua, barriendo la yerba molida hasta el fondo del recipiente y subiendo por la bombilla a velocidad, hace que a la boca llegue el líquido atomizado en gotas y burbujas, acentuándose la intensidad de la experiencia que, conducida por un típico amargo vegetal, evoluciona hasta dar en la lengua una lejana nota dulce, frutal según algunos. El sabor permanece allí por largos minutos, pareciera que se encuentra a gusto en la boca; las sensaciones pueden seguirse en toda su amplitud hasta que uno empieza a extrañar ese sabor.

Agotada el agua, el mate vuelve a llenarse; esto debe hacerse con especial atención, con dedicación y algo de sensualidad si quiere lograrse un buen resultado. Cebar no es servir, es 'alimentar' el mate con agua. La forma de consumo en cebadas sucesivas crea una secuencia en la que cada mate es distinto, al principio más fuertes y luego menguando en intensidad, siguiéndose un ciclo inevitable que termina cuando la yerba se agota. Se requiere el dominio de una sencilla técnica, no exenta de secretos, para moderar los amargos excesivos de los primeros mates, agregando intensidad y sabor a los últimos. Haber acomodado convenientemente la yerba al empezar -además de mandar los palitos al filtrante fondo-, permite reservar el tamiz fino y rico en el extremo opuesto a la bombilla, que es desde dónde debe empezar a cebarse. El uso de agua tibia en el inicio asegura no arrancarle al mate amargos indeseables, el calor informa al cebador en la mano para no apurar los tiempos: el sistema debe disipar mucha temperatura, el agua jamás debe quemar la boca. Con buena razón se suele hacer referencia al arte de cebar, ya que no es sólo una técnica, cierto don es indispensable para hacerlo bien.

Treinta minutos después del primer mate entra en acción la mateína o cafeína y demás estimulantes de la yerba, el cuerpo está asimilando el magnesio, el potasio, diversos minerales y vitaminas, ha recibido una fuerte hidratación y una suculenta dosis de antioxidantes pero, como la ingesta no ha sido violenta, el efecto pasa casi inadvertido; sólo puede describirse como una sensación de bienestar que, guiada por el sabor característico, liga la imaginación con el mundo vegetal en una “resonancia aromática” que los guaraníes llamaron caá: de alguna forma, tomar mate, para ellos también significa “tomar selva”, ya que esta palabra en su lengua, además de a la yerba mate, designa a las plantas y al reino vegetal en su conjunto.

© Caá Porã, el Espíritu de la Yerba Mate, de Pau Navajas y Mercedes Mac Donnell.