Por lo menos en Brasil conservan la capacidad de indignación. Acá, hasta si lo encontraran a Beloved BouDou cargando lingotes de oro en su auto ponele, a nadie le importaría, acusarían de gorila al denunciante y te explicarían que es por el pueblo.
Adhiero enfáticamente al comentario de Carlitos Balá.
Ya hace 15 años, cuando tuve oportunidad de trabajar con un diputado, cada representante del pueblo recibía 15 pasajes de avión y 30 de colectivo por mes gratis, sin que importara el lugar de residencia. Un diputado que vive en el interior viaja a Bs. As. máximo 4 veces por mes, o sea, 8 pasajes. Pero muchas veces se queda acá, o falta a alguna sesión de los miércoles. En cuanto a los de colectivo, los repartía con "su" gente local para "hacer política". Los excedentes aéreos, que invariablemente eran entre 7 y 11, los vendía, y lo consideraba una fuente legítima adicional de ingresos. Yo nunca pude viajar a ningún lado con uno de esos pasajes, ni de avión ni de colectivo (ni me atreví a pedirle alguno, por más que viajara para un trabajo encargado por él; pero bueno, a uno lo criaron así de gil).
Hoy día no me imagino cuántos reciben, pero esos "beneficios" son cosas que crecen y crecen en nuestra democracia en proceso de degeneración.
Contrariamente a ese criterio, yo coincido en que a los diputados habría que pagarles los viajes que efectivamente realizan para cumplir sus funciones (es decir, reembolsárselos), porque hay que garantizar la igualdad de trato más allá de la distancia. Y encuanto a la dieta, bueno, yo tengo la idea del servicio público, de la carga antes que el privilegio, de la obligación antes que el derecho, de la responsabilidad antes que los fueros...
Así que aquí me quedaré, oyendo El alegre canto de los pájaros tristes (véase Larralde, José, en youtube).
El hombre de ciencia sabe que es difícil y hasta tal vez imposible comprobar la verdad. No considera sus opiniones en ningún momento como dogmas inalterables, sino como las más próximas a la verdad de acuerdo con la evidencia disponible hasta entonces. Mis opiniones han sido formuladas siempre dentro de este espíritu. Estoy dispuesto a abandonar cualquiera de ellas, siempre y cuando se me presenten pruebas convincentes que me demuestren su falsedad, pero no estoy dispuesto a modificar ni una sola sólo por miedo a sufrir castigos o por la esperanza de medrar en el mundo.
B RUSSELL
He descubierto que cuanto más trabajo, más suerte tengo.
4 comentarios:
Por lo menos en Brasil conservan la capacidad de indignación. Acá, hasta si lo encontraran a Beloved BouDou cargando lingotes de oro en su auto ponele, a nadie le importaría, acusarían de gorila al denunciante y te explicarían que es por el pueblo.
Tal cual. Ese es el síntoma gravísimo!
gracias por el comentario.
Adhiero enfáticamente al comentario de Carlitos Balá.
Ya hace 15 años, cuando tuve oportunidad de trabajar con un diputado, cada representante del pueblo recibía 15 pasajes de avión y 30 de colectivo por mes gratis, sin que importara el lugar de residencia. Un diputado que vive en el interior viaja a Bs. As. máximo 4 veces por mes, o sea, 8 pasajes. Pero muchas veces se queda acá, o falta a alguna sesión de los miércoles. En cuanto a los de colectivo, los repartía con "su" gente local para "hacer política". Los excedentes aéreos, que invariablemente eran entre 7 y 11, los vendía, y lo consideraba una fuente legítima adicional de ingresos. Yo nunca pude viajar a ningún lado con uno de esos pasajes, ni de avión ni de colectivo (ni me atreví a pedirle alguno, por más que viajara para un trabajo encargado por él; pero bueno, a uno lo criaron así de gil).
Hoy día no me imagino cuántos reciben, pero esos "beneficios" son cosas que crecen y crecen en nuestra democracia en proceso de degeneración.
Contrariamente a ese criterio, yo coincido en que a los diputados habría que pagarles los viajes que efectivamente realizan para cumplir sus funciones (es decir, reembolsárselos), porque hay que garantizar la igualdad de trato más allá de la distancia. Y encuanto a la dieta, bueno, yo tengo la idea del servicio público, de la carga antes que el privilegio, de la obligación antes que el derecho, de la responsabilidad antes que los fueros...
Así que aquí me quedaré, oyendo El alegre canto de los pájaros tristes (véase Larralde, José, en youtube).
Un cordial saludo.
Algo nuevo tendrá que fraguarse para reducir al Leviathan; sin duda nosotros tenemos el privilegio de poder contribuir a un fin tan noble.
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