Otro, Yo, gracias, es una hermosa síntesis de mi tesis. Es decir, Nosotros -Otro, Yo-, gracias.
PS: espero Pau, disculpes el pequeño hackeo de haber colocado aquellos paréntesis aclaratorios junto a los dos comentaristas previos, pero era tan tentador hacerlo...
Sobre el papel de tus ojos escribiré Muchacha, Adivinando el amanecer querido Y arrullándote en la cuna de mis manos En suavidad de voz, y bostezos de un sueño
Haciendo de tizas corazón, de corazón tizas Escribiré en la pizarra, en mi magisterial impostura Las palabras calladas de tu silencio Y, mero fabricante de mentiras, Daré testimonio de tu muda verdad
¿Te detendrás en el silencio de una siesta Y el pícaro y bondadoso ladrón con pincel, Pintará en su lienzo con tus colores robados? ¿Y tu suave gorjeo revoloteará en mi mente Hasta que llegue el día
En que convertido en abeja Con tu amor me nutra, Y con mi amor te engendre? ¿Y con tu vientre arquitecto sea Del destino sobreviniente?
¿Qué es reír, qué es llorar En el dinámico flujo de El momento eternal?
La relación es que el deseo es una “energía” de la conducta (voz nasal) que busca su satisfacción mediante la posesión de un objeto (material o no) que se experimenta como un valor.
Y el valor en el sentido que traes a colación es asimismo, una “energía” de la conducta (voz nasal) que, implicando algún tipo de renuncia (p. e. "vencer" un miedo), orienta sus afanes en función del logro/obtención de algo [que con poco pensarlo se calificará como valioso (como un valor) para el sujeto].
Sin embargo, este segundo sentido de valor, es, valga la redundancia, más valioso. Porque ese ánimo, que se ENTREGA, es la expresión existencial, y no meramente discursiva ni meramente hedónica, del valor que, no meramente se asigna, sino que SE SANCIONA. Es como una cierta transacción a un misterio (como un ¡Esto vale porque lo digo -y actúo en consecuencia- yo!). En esa renuncia hay una concreta expresión de una “fe” en ese valor.
El hombre de ciencia sabe que es difícil y hasta tal vez imposible comprobar la verdad. No considera sus opiniones en ningún momento como dogmas inalterables, sino como las más próximas a la verdad de acuerdo con la evidencia disponible hasta entonces. Mis opiniones han sido formuladas siempre dentro de este espíritu. Estoy dispuesto a abandonar cualquiera de ellas, siempre y cuando se me presenten pruebas convincentes que me demuestren su falsedad, pero no estoy dispuesto a modificar ni una sola sólo por miedo a sufrir castigos o por la esperanza de medrar en el mundo.
B RUSSELL
He descubierto que cuanto más trabajo, más suerte tengo.
7 comentarios:
El valor es aquello resultante del deseo ... del Otro.
Pavadas, el valor resulta del deseo de vos, Yo!
Otro, Yo, gracias, es una hermosa síntesis de mi tesis. Es decir, Nosotros -Otro, Yo-, gracias.
PS: espero Pau, disculpes el pequeño hackeo de haber colocado aquellos paréntesis aclaratorios junto a los dos comentaristas previos, pero era tan tentador hacerlo...
René: es decir que valor=deseabilidad?
Sobre el papel de tus ojos escribiré
Muchacha,
Adivinando el amanecer querido
Y arrullándote en la cuna de mis manos
En suavidad de voz, y bostezos de un sueño
Haciendo de tizas corazón, de corazón tizas
Escribiré en la pizarra, en mi magisterial impostura
Las palabras calladas de tu silencio
Y, mero fabricante de mentiras,
Daré testimonio de tu muda verdad
¿Te detendrás en el silencio de una siesta
Y el pícaro y bondadoso ladrón con pincel,
Pintará en su lienzo con tus colores robados?
¿Y tu suave gorjeo revoloteará en mi mente
Hasta que llegue el día
En que convertido en abeja
Con tu amor me nutra,
Y con mi amor te engendre?
¿Y con tu vientre arquitecto sea
Del destino sobreviniente?
¿Qué es reír, qué es llorar
En el dinámico flujo de El momento eternal?
René: cierto. Pero, "tener valor" también es "animarse". ¿qué relación hay?.
La relación es que el deseo es una “energía” de la conducta (voz nasal) que busca su satisfacción mediante la posesión de un objeto (material o no) que se experimenta como un valor.
Y el valor en el sentido que traes a colación es asimismo, una “energía” de la conducta (voz nasal) que, implicando algún tipo de renuncia (p. e. "vencer" un miedo), orienta sus afanes en función del logro/obtención de algo [que con poco pensarlo se calificará como valioso (como un valor) para el sujeto].
Sin embargo, este segundo sentido de valor, es, valga la redundancia, más valioso.
Porque ese ánimo, que se ENTREGA, es la expresión existencial, y no meramente discursiva ni meramente hedónica, del valor que, no meramente se asigna, sino que SE SANCIONA.
Es como una cierta transacción a un misterio (como un ¡Esto vale porque lo digo -y actúo en consecuencia- yo!).
En esa renuncia hay una concreta expresión de una “fe” en ese valor.
Digo ...
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